COMENTARIO DE TEXTO:
EL FASCISMO DE LA POSICIÓN INMEDIATA
Nos encontramos ante un artículo de opinión
escrito por el escritor y filósofo, Rafael Argullol, publicado en el
periódico El País el 14 de febrero de
2006.
Ha estudiado Filosofía, Economía y Ciencias de
la Información en la Universidad de Barcelona. Estudió también en la
Universidad de Roma, en el Warburg Institute de Londres y en la Universidad
Libre de Berlín, doctorándose en Filosofía (1979) en su ciudad natal. Fue
profesor visitante en la Universidad de Berkeley. Ha impartido docencia en
universidades europeas y americanas y ha dado conferencias en ciudades de
Europa, América y Asia. Colaborador habitual de diarios y revistas, ha
vinculado con frecuencia su faceta de viajero y su estética literaria. Ha
intervenido en diversos proyectos teatrales y cinematográficos. Ha ganado el
Premio Nadal con su novela La razón del mal (1993), el Premio Ensayo de Fondo
de Cultura Económica con Una educación sensorial (2002), y los Premios Cálamo
(2010) y Premio Ciudad de Barcelona (2010) con Visión desde el fondo del mar.
El texto trata sobre el fascismo. El fascismo,
es un régimen totalitario, enemigo de la democracia, que confía en la violencia
para eliminar a sus adversarios políticos, tiene una ideología de derechas,
aunque estatalista, y exalta los sentimientos nacionales como elemento
aglutinador de la sociedad.
El autor del texto hace una reflexión sobre cómo
ha evolucionado el significado de fascismo, desde que apareció esta palabra. De manera que
a día de hoy al hablar de fascismos se nos viene a la cabeza bárbaros con ideas
indumentarias, que sugirieron una ideología bruta y extrema.
Pero en el texto el autor no habla del
fascismo histórico, sino que trata el tema del fascismo de la posesión
inmediata. El querer algo, nada más verlo, el querer conseguir todos nuestros
deseos ya. De forma que haremos todo lo
posible por conseguirlo, sea como sea, y haciendo uso de cualquier medio para
conseguirlo, y lo peor es que justificamos los medos, ya que lo importante es
conseguir rápidamente lo que deseamos. Y aquí es donde, según el autor del
texto existe la similitud con el fascismo, conocido por todos, ya que este
mismo hecho ocurría con la justificación de sus ideas, ya que el fin, en
principio era el mejoramiento de la nación.
Otra idea defendida por el autor del texto es
que el protagonista de esta nueva concepción del fascismo, es el adolescente , acostumbrado
a tener lo que quiera, en la mayoría de los casos, y a no pensar en las
consecuencias.
A la vez que, critica el sistema capitalista, ya
que promueve este nuevo concepto de fascismo, basado en conseguir la felicidad,
comprando, poseyendo y exhibiendo de la forma más rápida posible. Lo que nos
llevaría a una situación de incivismo, que vendría provocado por una falta de
autoridad, en la mayoría de los ámbitos.
Para el autor la educación sería la pieza
clave para salir del estado, en el que nos encontramos ahora, donde el
capitalismo y los medios de comunicación nos imponen y nos introducen en la
cabeza deseos a los cuales no aspiramos realmente e ideologías falsas. La
educación sería la solución para arreglar el fascismo de la posesión inmediata,
pero nuestros gobernantes no lo verían así.
En mi opinión, aunque sí que hay puntos que
comparto con el autor, ya que lo veo en el día a día. Partiendo de que la
mayoría de las sociedades existentes hoy en día son consumistas. Todos estamos acostumbrados,
o más bien nos han acostumbrada en la mayoría de los casos a que debemos tener
más y más, ya que sólo así encontraremos la ansiada felicidad, aquella meta que
ni siquiera es una decisión nuestra, las sociedades nos imponen tener como fin
llegar a la felicidad. Esta realidad, en
la que todos vivimos está promovida, en su gran mayoría por las grandes
empresas y sus publicidades. Todos deseamos tener los últimos modelos de lo que
sea, ya sean los tenis de moda, el último móvil, el mejor coche; pero ¿porque
todos deseamos todo esto? Por el simple hecho que la sociedad nos ha enseñado
que es lo que debemos hacer; promoviendo también la competencia entre unos y
otros individuos a ver quién puede más y tristemente y desgraciadamente el que
acaba pudiendo más es el sistema, del que somos esclavos.
El autor habla de los gobernantes, pero con
una visión distinta, para mí no son las personas encargadas de solucionar el problema,
por una simple razón no están capacitados para hacerlo, ya que por desgracia
mucho están vendidos a las grandes empresas, las mismas que promueven este
fascismo de posesión inmediata, así que yo por lo menos no espero nada de
ellos.
Creo que para cambiar el estado en el que nos
encontramos, lo debe hacer la gente, lo debemos hacer todos ya que seremos los
beneficiados. Y sí, claro que se necesita la educación de la que habla el
autor, pero no la “educación” que hemos recibido, que lo único que hace es, por
supuesto educarnos pero en las ideas de la competitividad, el consumismo y casi
me atrevería a decir en la ley del más fuerte, donde en principio llegarían a
lo más alto los mejores.
Por todo esto, y sobre todo por las terribles
consecuencias que puede tener esto en futuro, aún peores que el atraco a un
necesitado, por desgracia. Debemos ser conscientes de que entre todos estamos
creando una sociedad incívica, pero no, esta sociedad no es así sólo por los
adolescentes, nosotros simplemente hemos seguido los pasos que nos guiados
desde pequeños, aunque estos fueran incorrectos. De la misma manera que la
autoridad no hace falta, no necesitamos a una persona o varias que no digan lo
que tenemos que hacer, sino que lo que necesitamos sea un líder que no creo que
haya faltado autoridad, ya que si una sociedad está bien guiada que nos es lo mismo
que obligada a, debería funcionar en perfectas condiciones, no hace falta un
líder, simplemente nos hace falta ser capaces todos de darnos cuenta de la
situación en la que nos encontramos.
Y por último, debemos acabar con la dominación
existente por las empresas capitalistas y a su vez con las sociedades
consumistas, las cuales están apoyadas por un sistema injusto y demasiado
competitivo, que ayuda o beneficia sólo a una pequeña parte de la sociedad, el
sistema capitalista.
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