domingo, 30 de abril de 2017

Comentario de texto: El tesoro de Teodorín

Estamos frente a un artículo periodístico, escrito por Miguel Mora para el periódico “El País”, en el que nos muestra la lujosa vida de Teodorín Obiang, hijo del gobernante de Guinea Ecuatorial mientras su pueblo intenta sobrevivir en condiciones precarias.
Guinea Ecuatorial fue una colonia española que posteriormente pasó a convertirse en una provincia. En 1968, el gobierno franquista cedió y  declaró que daría la independencia al país. Una nueva Constitución favorable a España, y "consensuada" con los guineanos a base de amenazarlos con suspender el proceso, se aprobó en agosto tras un referéndum que, acto seguido, darían paso a las primeras elecciones a la presidencia. Francisco Macías Nguema,  vicepresidente del primer gobierno de Guinea Ecuatorial formado tras la descolonización, participó en las negociaciones que llevaron a la redacción de una nueva Constitución y, en 1968, se convirtió en el primer presidente elegido democráticamente de Guinea Ecuatorial.
 El 12 de octubre de 1968, día de la fiesta de la Hispanidad, Guinea Ecuatorial conseguía la independencia. El proceso de descolonización de Guinea fue realizado un tanto precipitadamente, debido a la cuestión de Gibraltar (disputa entre España y Reino Unido por el territorio de Gibraltar), y de manera muy perjudicial para los intereses españoles.
En marzo de 1969, los dirigentes del MONALIGE (Movimiento Nacional de Liberación de Guinea Ecuatorial) intentaron derribar a Macías contando con el conocimiento y apoyo del Gobierno español. El fracaso del golpe desató una feroz represión que conduciría a una sangrienta dictadura. La situación de los colonos y las tropas españolas se hizo insostenible. El Gobierno de Franco ordenó la evacuación y retiró la ayuda económica a Guinea, dejando sumido en el caos al nuevo país. El golpe de Estado había sido organizado por el sobrino de Macías, Teodoro Obiang Nguema para poder ejercer el poder de forma dictatorial. Teodoro ordenó redactar una segunda Constitución en 1982 que legitimaba su dictadura, y ha mantenido el poder, sustentado sobre el terror y una corrupción sistemática.
Los enormes ingresos procedentes del petróleo financian los fastuosos estilos de vida de la pequeña élite que rodea al presidente (en este caso, su hijo Teodorín), mientras que una gran parte de la población sigue viviendo en la pobreza. Persisten problemas como la mala gestión de los fondos públicos, las denuncias verosímiles de corrupción de alto nivel, así como otros abusos graves, como la tortura, la detención arbitraria, las desapariciones forzadas, la represión de grupos de la sociedad civil y de políticos de la oposición, y los juicios injustos.
A pesar de la abundante riqueza en recursos naturales del país, los datos disponibles revelan que Guinea Ecuatorial no ha proporcionado servicios básicos esenciales. Alrededor de la mitad de la población carece de acceso a agua potable. La desnutrición infantil, entendida como el porcentaje de niños cuyo crecimiento se ha visto atrofiado, se encontraba en un nivel del 26 por ciento en 2011 y el país tiene una de las tasas de vacunación más bajas del mundo. En 2016, el 42 por ciento de los niños no estaban matriculados en las escuelas primarias y sólo la mitad de los niños que comienzan la escuela primaria la completan.
En el país sólo existen unos pocos medios de comunicación privados y son, en gran parte, propiedad de personas cercanas a Obiang. Las libertades de asociación y reunión están severamente restringidas y el gobierno impone condiciones restrictivas al registro y operación de las organizaciones no gubernamentales. Los pocos activistas locales que tratan de abordar cuestiones relacionadas con los derechos humanos a menudo son blancos de intimidación, acoso y represalias.
Teodorín, hijo mayor del dictador, es el primer candidato para suceder en el gobierno a su padre. Obiang es graduado por la Pepperdine University en Malibú, California. Sin embargo,  solo acudió a la universidad cinco meses. Fue y es criticado por los medios de comunicación internacionales por gastar dinero del país en sus gustos y “necesidades” sibaritas y excéntricas. Fuentes estadounidenses creen que la mayoría o quizás toda su riqueza proviene de la corrupción relacionada con el petróleo y las reservas de gas en Guinea Ecuatorial. Esto ha provocado que se vea recluido en su país natal por la persecución que sufre por parte de la justicia internacional debido a varias demandas hechas en su contra en Francia por varios organismos no gubernamentales.
En 2005, Teodorín tuvo que comparecer ante un tribunal en Sudáfrica por una disputa sobre  dos mansiones en Ciudad del Cabo valoradas en 7 millones de dólares. Allí, indicó que, aunque su salario en aquella época era de solo 4.000 dólares, en su país es legal que compañías poseídas por ministros puedan acceder a contratos gubernamentales con empresas extranjeras y percibir un porcentaje. Una explicación muy reveladora: durante años, el hijo de Obiang poseyó una compañía maderera, al tiempo que ejercía el cargo de Ministro de Bosques: informalmente, a Teodorín se le llamaba “el Ministro de Talar Árboles”. Las autoridades estadounidenses creen que durante esta época amasó una fortuna de más de 100 millones de dólares.
En septiembre de 2011, la justicia francesa le incautó 11 coches de lujo. Pero el verdadero golpe llegó en 2012, cuando las autoridades galas ordenaron que se le embargase el piso de la Avenida Folch en París, citado en el artículo.
En septiembre de 2016, un juez francés ordenó que el hijo mayor de Obiang fuese imputado por cargos de lavado de dinero. En un aparente intento por protegerlo de tener que rendir cuentas, Obiang nombró vicepresidente a Teodorín poco después de que los fiscales franceses concluyeran su investigación, y presentó una queja contra Francia en la Corte Internacional de Justicia alegando violación de la inmunidad.
Si el juicio llega a celebrarse, el hijo del dictador tendrá que dar algunas explicaciones, pues su salario oficial de 6.800 dólares mensuales difícilmente justifica los cientos de millones derrochados por el vicepresidente, no solo en Francia, sino también en Estados Unidos o Sudáfrica, países donde también ha sido investigado por las autoridades.

En conclusión, la actuación del gobierno guineano es un escándalo internacional que atenta contra los derechos de la población guineana e impidiendo que el país se desarrolle, llenando las arcas de sus representantes y empobreciendo a sus habitantes.

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