Estamos frente a un
artículo periodístico, escrito por Miguel Mora para el periódico “El País”, en
el que nos muestra la lujosa vida de Teodorín Obiang, hijo del gobernante de
Guinea Ecuatorial mientras su pueblo intenta sobrevivir en condiciones
precarias.
Guinea Ecuatorial
fue una colonia española que posteriormente pasó a convertirse en una
provincia. En 1968, el gobierno franquista cedió y declaró que daría la independencia al país. Una
nueva Constitución favorable a España, y "consensuada" con los
guineanos a base de amenazarlos con suspender el proceso, se aprobó en agosto
tras un referéndum que, acto seguido, darían paso a las primeras elecciones a
la presidencia. Francisco Macías Nguema, vicepresidente del primer gobierno de Guinea
Ecuatorial formado tras la descolonización, participó en las negociaciones que
llevaron a la redacción de una nueva Constitución y, en 1968, se convirtió en
el primer presidente elegido democráticamente de Guinea Ecuatorial.
El 12 de octubre de 1968, día de la fiesta de
la Hispanidad, Guinea Ecuatorial conseguía la independencia. El proceso de
descolonización de Guinea fue realizado un tanto precipitadamente, debido a la
cuestión de Gibraltar (disputa entre España y Reino Unido por el territorio de
Gibraltar), y de manera muy perjudicial para los intereses españoles.
En marzo de 1969,
los dirigentes del MONALIGE (Movimiento Nacional de Liberación de Guinea
Ecuatorial) intentaron derribar a Macías contando con el conocimiento y apoyo
del Gobierno español. El fracaso del golpe desató una feroz represión que
conduciría a una sangrienta dictadura. La situación de los colonos y las tropas
españolas se hizo insostenible. El Gobierno de Franco ordenó la evacuación y
retiró la ayuda económica a Guinea, dejando sumido en el caos al nuevo país. El
golpe de Estado había sido organizado por el sobrino de Macías, Teodoro Obiang
Nguema para poder ejercer el poder de forma dictatorial. Teodoro ordenó redactar
una segunda Constitución en 1982 que legitimaba su dictadura, y ha mantenido el
poder, sustentado sobre el terror y una corrupción sistemática.
Los enormes
ingresos procedentes del petróleo financian los fastuosos estilos de vida de la
pequeña élite que rodea al presidente (en este caso, su hijo Teodorín),
mientras que una gran parte de la población sigue viviendo en la pobreza.
Persisten problemas como la mala gestión de los fondos públicos, las denuncias
verosímiles de corrupción de alto nivel, así como otros abusos graves, como la
tortura, la detención arbitraria, las desapariciones forzadas, la represión de
grupos de la sociedad civil y de políticos de la oposición, y los juicios
injustos.
A pesar de la
abundante riqueza en recursos naturales del país, los datos disponibles revelan
que Guinea Ecuatorial no ha proporcionado servicios básicos esenciales.
Alrededor de la mitad de la población carece de acceso a agua potable. La
desnutrición infantil, entendida como el porcentaje de niños cuyo crecimiento
se ha visto atrofiado, se encontraba en un nivel del 26 por ciento en 2011 y el
país tiene una de las tasas de vacunación más bajas del mundo. En 2016, el 42
por ciento de los niños no estaban matriculados en las escuelas primarias y sólo
la mitad de los niños que comienzan la escuela primaria la completan.
En el país sólo
existen unos pocos medios de comunicación privados y son, en gran parte,
propiedad de personas cercanas a Obiang. Las libertades de asociación y reunión
están severamente restringidas y el gobierno impone condiciones restrictivas al
registro y operación de las organizaciones no gubernamentales. Los pocos
activistas locales que tratan de abordar cuestiones relacionadas con los
derechos humanos a menudo son blancos de intimidación, acoso y represalias.
Teodorín, hijo mayor
del dictador, es el primer candidato para suceder en el gobierno a su padre. Obiang
es graduado por la Pepperdine University en Malibú, California. Sin embargo, solo acudió a la universidad cinco meses. Fue
y es criticado por los medios de comunicación internacionales por gastar dinero
del país en sus gustos y “necesidades” sibaritas y excéntricas. Fuentes
estadounidenses creen que la mayoría o quizás toda su riqueza proviene de la
corrupción relacionada con el petróleo y las reservas de gas en Guinea Ecuatorial.
Esto ha provocado que se vea recluido en su país natal por la persecución que
sufre por parte de la justicia internacional debido a varias demandas hechas en
su contra en Francia por varios organismos no gubernamentales.
En 2005, Teodorín
tuvo que comparecer ante un tribunal en Sudáfrica por una disputa sobre dos mansiones en Ciudad del Cabo valoradas en
7 millones de dólares. Allí, indicó que, aunque su salario en aquella época era
de solo 4.000 dólares, en su país es legal que compañías poseídas por ministros
puedan acceder a contratos gubernamentales con empresas extranjeras y percibir
un porcentaje. Una explicación muy reveladora: durante años, el hijo de Obiang
poseyó una compañía maderera, al tiempo que ejercía el cargo de Ministro de Bosques:
informalmente, a Teodorín se le llamaba “el Ministro de Talar Árboles”. Las
autoridades estadounidenses creen que durante esta época amasó una fortuna de
más de 100 millones de dólares.
En septiembre de
2011, la justicia francesa le incautó 11 coches de lujo. Pero el verdadero
golpe llegó en 2012, cuando las autoridades galas ordenaron que se le embargase
el piso de la Avenida Folch en París, citado en el artículo.
En septiembre de
2016, un juez francés ordenó que el hijo mayor de Obiang fuese imputado por
cargos de lavado de dinero. En un aparente intento por protegerlo de tener que
rendir cuentas, Obiang nombró vicepresidente a Teodorín poco después de que los
fiscales franceses concluyeran su investigación, y presentó una queja contra
Francia en la Corte Internacional de Justicia alegando violación de la
inmunidad.
Si el juicio llega
a celebrarse, el hijo del dictador tendrá que dar algunas explicaciones, pues
su salario oficial de 6.800 dólares mensuales difícilmente justifica los
cientos de millones derrochados por el vicepresidente, no solo en Francia, sino
también en Estados Unidos o Sudáfrica, países donde también ha sido investigado
por las autoridades.
En conclusión, la
actuación del gobierno guineano es un escándalo internacional que atenta contra
los derechos de la población guineana e impidiendo que el país se desarrolle,
llenando las arcas de sus representantes y empobreciendo a sus habitantes.
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